miércoles, 30 de mayo de 2007
Nailon, nailon y más nailon

¿Cuántas bolsas de plástico para despachar las compras consume un supermercado? ¿Cuánto cuestan? La cifra no es menor: por ejemplo, una cadena extranjera que opera en todo el país gasta dos millones de pesos al año en bolsas de nailon. El pack de dos mil bolsitas cuesta 50 pesos, y por día, un supermercado grande consume 20 mil. Pero el problema va más allá de los costos: cada bolsa le demanda a la naturaleza 150 años para degradarla. Una cadena que opera en Córdoba estudia una alternativa: como no es viable la bolsa de papel, porque es costosísima (y en definitiva requiere de madera), están evaluando cómo incentivar a los clientes a que vayan con su propia bolsa de las compras, esas tipo rafia que se usaban décadas atrás. Descuentos adicionales, cupones de premios, alguna acción de fidelización… en algo trabajan. El desafío es cambiar esa cultura de llevarse a casa decenas de bolsas que, en su mayoría, se tiran sin ser jamás usadas de nuevo.
 
posted by Laura González at 13:40 | Permalink | 3 comments
lunes, 21 de mayo de 2007
El tamaño de la promesa
El folleto publicitario del plan Hogar Clase Media prometía 300 metros de terrenos “en todos los casos”, entre otras cosas. Si la realidad superó la campaña de marketing, al menos se debería intentar buscar soluciones.


En el Ministerio de Obras y Servicios Públicos de la Provincia celebraron el viernes –con los telegramas que habían sido despachados hasta el jueves– que ni una sola persona rechazó la posibilidad de acceder a su casa propia con cuotas bajas durante 40 años.
Es lo que pretendía el gobernador José Manuel de la Sota 15 días atrás, cuando desafió a los seis mil beneficiarios a que se pronuncien por el sí o por el no. Les dijo que las condiciones del plan de viviendas Hogar Clase Media eran las originales y que si no las querían, había 10.325 beneficiarios potenciales haciendo cola para tomar alguna vacante. Pretendía dar una demostración de poder y, a siete meses de retirarse como gobernador de Córdoba, lo logró.
Hay que reconocer que el sector a “domesticar” no es rebelde por naturaleza. Son en su mayoría matrimonios, que trabajan los dos, con chicos y con casi nulas posibilidades de agruparse de modo orgánico en pocas semanas. Organizaron cadenas de correos electrónicos y mensajes de texto y desarrollaron páginas web para reunirse, pero a duras penas lo lograron. Hasta admiten que no supieron poner límites a quienes aprovecharon lo que pretendía ser un cacerolazo pasivo y se tornó en una ola de insultos al mandatario frente al Teatro Real.
Claro que no hubo uno que desistiera de quedarse en el plan y sí varios que se asustaron ante la reprimenda pública del gobernador, quien los acusó de haber mentido sobre su condición de integrantes de la “clase media”.
Publicidad
De todos modos, hay que subrayar la realidad en todo este problema. Ninguna de las seis mil casas en cuestión comenzó aún a construirse y apenas está decidido, con contrato firmado y todo, quiénes van a hacer las primeras mil. Es que toda adjudicación necesita de la bendición del Gobierno nacional y eso retrasa hasta el cansancio los trámites.
Si estamos a mayo, las viviendas no se iniciaron y la construcción requiere como mínimo siete meses, está claro que ninguna de estas casas va a ser inaugurada por De la Sota. Es probable que muchas de las licitaciones pendientes sean finalizadas por el próximo gobernador y, si hay que dialogar con el grupo de disidentes para ver si se puede ofrecer alguna alternativa mejor, no serán los funcionarios que hoy están quienes tengan la capacidad de prometer algo cumplible.
Es que la raíz del enojo de algunos beneficiarios fue, justamente, el tamaño de la promesa.
El Plan Federal de Viviendas es una iniciativa global de Néstor Kirchner para hacer 800 mil casas en todo el país. En la segunda etapa de ese plan, el Gobierno provincial, recogiendo una idea del vicegobernador Juan Schiaretti, decidió introducirle algunas mejoras y destinarlo a sectores medios. Por ese entonces, Córdoba tenía en marcha 10 mil viviendas sociales para la relocalización de villas y había testeado que la demanda insatisfecha pasaba por los sectores medios. Así fue: se le cambió el nombre por Hogar Clase Media y se diseñó la publicidad. El folleto que recibían quienes allá por 2005 iban a averiguar sobre el plan era seductor, similar a los que promocionan los barrios cerrados y countries en la ciudad. A colores, una familia tipo camina por un parque arbolado bajo el título “La clase media puede volver a soñar con la casa propia”. Adentro, se reconoce que este segmento “no tiene las posibilidades de quienes tienen más ni los beneficios que los gobiernos dan a los más humildes” y se asegura que es voluntad del Gobierno cordobés “mejorar” esa situación. Para eso, se prometen viviendas de dos dormitorios, de 61 metros cuadrados, y de tres dormitorios, de 70 metros cuadrados. “En todos los casos, los terrenos tendrán por lo menos 300 metros cuadrados”, promete el folleto. Es más, asegura que las obras comenzarán en febrero de 2006 para entregar las viviendas desde julio de este año. Todo con una cuota fija de 303 pesos para las de tres dormitorios y de 267 para las de dos, a pagar en 40 años.
Este plan fue lanzado en setiembre de 2005 y, en un país con inflación –y además, en medio de una burbuja inmobiliaria que, con razón o no, revaloriza exponencialmente las propiedades– en pocos meses quedó inviable.
Por lo tanto, de las seis mil viviendas que se van a construir en Córdoba Capital, la mitad serán departamentos y no casas con patio y asador; cada unidad tiene algunos metros menos de los prometidos y son vecinas de aquellos barrios-ciudad cuyos propietarios tienen viviendas apenas 10 metros cuadrados más chicas que las del Hogar Clase Media, pero que las recibieron de regalo.
En el último año y medio, el metro cuadrado de construcción en Córdoba pasó de 850 pesos a 1.400 pesos y el precio de los terrenos, como mínimo, se duplicó.
Las viviendas que entonces iban a costar 65 mil pesos totales (con un aporte de 11 mil pesos de la Provincia), hoy orillan los 100 mil pesos. Los beneficiarios disidentes denuncian que las viviendas cuestan mucho menos de lo que terminarán pagando, aunque no tienen en cuenta que la cuota viene incluida con un interés del 5,5 por ciento anual, que originariamente pretendió reflejar la inflación.
Además, es diferente el costo del dinero para quien tiene que pagar hoy el ciento por ciento de la construcción de la vivienda y para quien tiene la posibilidad de ir pagándola en 480 cuotas.
La realidad superó las posibilidades financieras de la Provincia y echó por tierra los sueños de las familias que se imaginaron ser las del folleto.
Pero si fue el Gobierno provincial quien diseñó una promesa que ahora no puede cumplir, por lo menos corresponde que mantenga la vía del diálogo para aquellos que, con posibilidades de pagar un poco más, quieran llegar a aquella casa que describía la publicidad.
Lo más triste de este embrollo es que el tiempo pasa y los costos siguen subiendo para todos: es probable que, en unos meses, estas casas superen con holgura los 100 mil pesos y aquel ejército de 10.325 interesados que no salió sorteado hace dos años tiene cada día menos chances de, por sus propios medios, tejer el sueño de su casa propia.

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lunes, 14 de mayo de 2007
Qué milonga!
"Todo esto te lo digo en off, porque vos sabés cómo es la milonga con estos muchachos, nosotros no hablamos individualmente sino a través de las cámaras". La excusa fue pronunciada por un dirigente de la industria frigorífica que pretendía evaluar lo que vendrá después del último acuerdo para controlar el precio de la carne. La conclusión fue rápida: "En unos días no hablamos más de este acuerdo porque el mercado de la carne no se puede controlar. La gente consume más, este país no ha incentivado la producción de carne, la agricultura le sacó ocho millones de hectáreas a la ganadería y hay menos oferta, por lo tanto, los precios siempre van a subir". Qué milonga, no?
 
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miércoles, 9 de mayo de 2007
Hogar Clase Media: ¿quién tiene razón?

Una cuota fija de $ 303 no alcanza para cubrir las expectativas de los sectores medios. Pero es el Gobierno quien puso esas condiciones y alimentó la ilusión. Como mínimo, corresponde la vía del diálogo.

“Me fueron a putear porque hago viviendas, no porque no las hago”, fueron las palabras exactas con las que se quejó el gobernador José Manuel de la Sota luego de que un centenar de beneficiarios del Programa Hogar Clase Media lo insultaran el miércoles por la noche, cuando estaba por inaugurar la remodelación del Teatro Real.
A primera vista, el comentario guarda su lógica. Pero lo cierto es que todavía ninguna de las seis mil viviendas que conforman el Plan Hogar Clase Media comenzó a construirse. No hay un solo ladrillo arriba de otro. Apenas se adjudicaron 920 viviendas que esperan la firma de contratos.
Recordemos: el Plan Federal de Viviendas (que ya va por su tercera edición, pese a que aún no se terminó de construir la primera) es una iniciativa del Gobierno nacional para levantar casas originariamente de 55.700 pesos. En todas las provincias se llama Plan Federal de Viviendas, pero en Córdoba el gobierno de José Manuel de la Sota decidió agregarle unos pesos (entre 10 mil y 13 mil en 2004) y rebautizarlo como Hogar Clase Media. Se lanzó en setiembre de 2005. Para ese cupo de seis mil unidades se inscribieron 45.500 cordobeses de Córdoba capital (hay otras siete mil para el interior), de los cuales 16.325 cumplieron los requisitos.
El 30 de mayo de 2006 fueron sorteadas las casas entre todos los interesados, en un acto signado por quejas y gritos de quienes no fueron beneficiados por la suerte. En ese entonces, el Gobierno provincial sostuvo que el caos sobre el sorteo estaba motorizado por el intendente de Córdoba, Luis Juez; lo mismo que sospecha ahora sobre la protesta en la puerta del Teatro Real. Es probable que Juez –más atento a buscar oportunidades como ésta que a controlar cuánta arena le ponen a la mezcla con que se tapan los baches– haya aprovechado las oportunidades para meter un poco su cuchara.
Grandes, grandes promesas
Pero la cuestión de fondo es otra. Cada mes que pasó desde que se anunciaron las viviendas, con el seductor y marketinero rótulo Hogar Clase Media, ocurrieron dos cosas: se acrecentó la expectativa de la gente y subieron los precios. Por caso, el metro cuadrado costaba 750 pesos en setiembre de 2004 y hoy está en 1.094, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
De modo que lo que sucede ahora era previsible: con una cuota de 303 pesos no se pueden hacer casas como las que aspiran a tener los sectores medios, en barrios propios de clase media.
Los terrenos en donde se anunció ahora que se construirán las viviendas, y que son cuestionados por un grupo de beneficiarios, ¿se conocían cuando esta gente se anotó? No. Allá por mayo de 2006, se mencionaban Marqués de Sobremonte, Alberdi, Villa Cornú, Cabildo y San Vicente. Ninguno de los cuestionados, como los que están al lado de Los Filtros, Las Violetas o San Roque.
Es cierto que la cuota hoy quedó barata y será una pichincha dentro de 40 años, cuando se terminen de pagar las viviendas. Pero la tasa fija y ese precio fueron las condiciones que puso el propio Gobierno, por lo que no es justo que la gente pague ahora por las internas propias del Ministerio de Obras Públicas (fueron diseñadas por el entonces ministro Oscar Santarelli, en consenso con el gobernador).
La Provincia dijo también que se construirían casas –para la gente, asociadas al patio y al asador– y hoy una buena parte son departamentos, en condominios de dos o tres pisos. Se habló también de casas de entre 80 y 100 metros cuadrados, de tres dormitorios. Hoy, 70 por ciento son casas de dos habitaciones, de 55 metros cuadrados, con dificultades para ampliarlas y con medianera compartida.
Misma moneda
Tampoco la Provincia puede hacer magia y construir viviendas en el corazón de Nueva Córdoba. La Nación elevó su aporte hasta 66.500 pesos y la Provincia lo duplicó, por encima de los 30 mil pesos. Pero eso es todo lo que hay.
Bien se podría achacar al Gobierno que primero debería haber tenido los terrenos y luego hacer la convocatoria. Hasta se evitaba la suba de hasta 60 por ciento promedio que sufrieron los lotes en Capital. Pero ya está: tampoco era fácil para Obras Públicas comprar en 60 días 270 hectáreas dentro del ejido urbano. Lo cierto es que hay cierta responsabilidad del Gobierno provincial por todos los meses que pasaron desde el anuncio hasta ahora, sea por razones propias de la burocracia o por el tiempo que demanda una operación tan compleja.
Pero la culpa no es de los beneficiarios, por lo que corresponde, como mínimo, mantener la vía del diálogo.
Si no es viable subir la cuota a los seis mil interesados, ¿no puede haber una cuota diferencial para que quienes puedan accedan a un determinado proyecto de viviendas? Si un grupo de beneficiarios venía dialogando sobre terrenos alternativos, ¿no corresponde al menos escucharlos?
Es cierto que se equivocaron feo al corearle “hijo de puta” a quien tiene el poder de abrir o no esa vía de diálogo. Pero parece también poco razonable que el representante de los cordobeses tenga una reacción tan visceral, corte la negociación y obligue a cada uno de los seis mil sorteados a que mande un telegrama diciendo si quiere o no esa casa, ya que si no la quiere, hay una cola de 10.325 personas esperando atrás.
Se espera de un gobernante que ponga mesura y sabiduría y no que pague con la misma moneda, remitiendo cualquier voz de disidencia a la mentada intencionalidad política.
Los disidentes con los lotes elegidos dicen haber armado una lista de 759 personas dispuestas a pagar una cuota un poco mayor por una ubicación diferente. Tampoco deja de ser clase media quien puede afrontar 500 pesos de cuota: es todavía menos que un alquiler promedio.
Si 40 por ciento de los cordobeses vive en una casa que no es propia, por ahí deberían haber empezado las prioridades de este Gobierno. Quizá el episodio del Hogar Clase Media marque la agenda de prioridades de quien quiera gobernar la provincia al menos por los próximos cuatro años.

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posted by Laura González at 12:58 | Permalink | 2 comments
miércoles, 2 de mayo de 2007
¿Y cuándo gestiona?
El intendente de la ciudad de Córdoba habla mucho, demasiado. Lo hace con todos los medios, a toda hora, en todos los programas. Él mismo llama a los productores, a los periodistas, va a al piso de las emisoras, a los estudios de las radios. El miércoles 2 de mayo, por caso, estuvo al aire en cuatro oportunidades. Al mediodía estaba en un canal de TV. Y a la tarde ya me perdí.
Eso supone que está siguiendo las noticias, a ver qué dicen de él, cómo se defiende, cómo refuta, cómo explica que ahora quiere hacer alianza con el radical Mario Negri y antes lo defenestraba. La pregunta es: ¿cuándo gestiona? Porque la pasión mediática no fue sólo hoy, es día tras día. Si es la mala gestión la que lo está haciendo retroceder en las encuestas, el intendente debería olvidarse del micrófono y ver cuánta arena le están metiendo a la mezcla con la que se tapan los baches.

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