jueves, 20 de noviembre de 2008
¿Se terminarán los cacerolazos?
Ni una olla ciudadana salió en apoyo de las administradoras de fondos de jubilaciones y pensiones (AFJP) cuando anoche el Senado nacional les confirmó el certificado de defunción.
A casi ninguno de los 9,5 millones de afiliados al sistema les caían simpáticas las administradoras privadas. En 2007, el 90 por ciento eligió quedarse en el sistema privado más por espanto a que fuese el Estado el que paga todas las jubilaciones que por amor a las AFJP.
Esta vez, la protesta actuó por otro canal más silencioso: los bancos. Sólo en octubre, el mes en el que se anunció la estatización de las AFJP, los bancos perdieron 7.129 millones de pesos y se buscaron 4.700 millones de dólares como refugio, según datos reconocidos por el propio Banco Central.
En los cuatro meses que duró la crisis del campo, la dolarización de la cartera fue de 2.700 millones.
¿Qué está sucediendo? El inversor con información especializada interpreta que las cuentas fiscales están en problemas y duda incluso de que el manotazo a los ahorros previsionales alcance para solucionarlos. Es probable que para pagar los 20 mil millones de dólares que vencen en 2009, el Estado tenga que usar reservas y hasta negociar algún auxilio del Fondo Monetario Internacional. No estará ya el pulmotor de la soja.
El ahorrista común ensaya un silogismo fácil: se llevan los ahorros previsionales, quién sabe después qué sigue en el 2009 electoral; mejor me llevo los dólares a mi casa. O a una caja de seguridad.
La pérdida de confianza, negada de manera explícita por las autoridades monetarias, es el cacerolazo que siguió a la estatización previsional, que se mezcla además con la crisis internacional y las secuelas cada vez más graves en el empleo.
Quien tiene alguna posibilidad de ahorro, guarda. No deposita (por eso las altas tasas de interés, que buscan sin mucho éxito tentar al ahorrista), pero tampoco compra, lo que acrecienta aún más el parate en la actividad económica. Otro cacerolazo sin ollas.
Quizá las medidas de reactivación que la presidenta Cristina Fernández anunciaría la semana próxima alcancen a revertir en algo las expectativas negativas.
Cuánto de acierto y desacierto hay en la decisión de estatizar los ahorros previsionales que el Estado argentino anunció y convalidó el Congreso en apenas un mes, es imposible de saber.
Sí se presume que Argentina tendrá un sistema más excluyente: unos pocos arriba –los que tienen posibilidad de un autoahorro– y muchos abajo, con jubilaciones similares a los 820 pesos promedio que hoy paga Anses, en sintonía con una informalidad laboral del 35 por ciento. Tampoco habrá ollas.
 
posted by Laura González at 16:28 | Permalink | 3 comments