miércoles, 17 de diciembre de 2008
Todos desesperados

Schiaretti quiere permiso de la Legislatura para instalar 2.400 nuevas máquinas tragamonedas. Ya hay 3.000.

Donde había cinco tragamonedas, próximamente habrá nueve. Y donde había un trabajador cansado de hacer horas extras, quizá se siente un operario suspendido con el 70 por ciento del salario, con posibilidades de quedarse sin empleo o preocupado nomás por la perspectiva de que en 2009 todo siga peor.

Quizá la postal peque de exagerada. Pero es sabido que en tiempos de crisis, la tentación de apostar lo poco que se tiene es mayúscula. La desesperación nunca es buena consejera. Habrá turistas que jueguen, claro. Pero el grueso será local, de esos que con la Cordobesa pagarán el hotel en 12 cuotas baratas, como promociona el Banco provincial. Y habrá muchos desesperados que apuesten lo poco que tienen a la computadora de botones coloridos.

Claro que en estas circunstancias, la desesperación no es patrimonio sólo del jugador. Una Provincia que apostó demasiado para 2009 a la suba de Ingresos Brutos, confiada en que el impuestazo todo lo puede, teme ahora no llegar a los 800 millones esperados. Tampoco descarta demoras con los fondos nacionales para la Caja de Jubilaciones y Anses. Aunque las relaciones sean cordiales, la crisis suele no respetar amiguismos.

Cordial al infinito con sus amigos e igual de desesperado, en diciembre de 2007 Néstor Kirchner autorizó a Cristóbal López a sumar otras 1.500 máquinas a las 3.000 que ya funcionan en el casino de Palermo, en Capital Federal. Su ¿ahora aliado? Mauricio Macri está a punto de convalidarle el permiso. Todo pese a las denuncias de “negociado” de Elisa Carrió.

Si los gobiernos hacen del juego una política de Estado, bien valdría publicar de manera abierta la recaudación de las tragamonedas de CET, por caso. O no esperar a las últimas sesiones de la Unicameral para debatir en Córdoba si 2.400 máquinas más no son demasiadas.

La desesperación de quien apuesta no puede justificar a un Estado que, con el argumento de que siempre habrá juego, construye una máquina para recaudar más desesperada todavía.

 
posted by Laura González at 12:36 | Permalink | 1 comments