Es cierto. Los bancos argentinos más o menos se venían salvando del derrumbe financiero internacional. Algo intolerable para los K. Anunciaron la estatización de las AFJP y destaparon el pánico: si van por los ahorros previsionales y por la tenencia de las acciones empresarias, pueden también ir por los depósitos y, por qué no, hasta por las cajas de seguridad.
La mecha está encendida: se perdió la confianza. Y todos los días, de los bancos gotean unos 500 millones de pesos.