lunes, 16 de abril de 2007
No crea en las fotos (a propósito de la reforma jubilatoria)
Ver la foto de Néstor Kirchner firmando su solicitud de traspaso del régimen privado al estatal... asusta. Asusta tanto como cuando 13 años atrás, el entonces presidente Carlos Menem y su ministro de Economía, Domingo Cavallo, se sacaron una foto con idénticos fines: convencer a los ciudadanos de que se cambiaran de régimen. En esos tiempos, que optaran por una Administradora de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP).
Esas fotos asustan porque esconden el deseo de que la ciudadanía imite a tontas y a locas esos comportamientos, cuando la decisión que hay que tomar es una de las más cruciales para la vida de un trabajador: qué va a ser de él cuando, a futuro, no pueda vivir del fruto de su trabajo.
Sepa usted que, hoy por hoy, ningún sistema le garantiza el paraíso –ni siquiera algo más modesto– por la simple razón de que los argentinos no somos capaces de predecir (con cierto margen de acierto) qué país vamos a tener dentro de una, dos o tres décadas. Por lo tanto, más allá de que haya algunos indicadores objetivos (como la edad o el salario) que puedan ayudarlo a tomar una decisión, esta reforma previsional se libra en el terreno ideológico.
Si usted desconfía de su AFJP, si no le perdona que le cobren semejantes comisiones, si no le avisaron nunca que podía elegir cuando apenas empezó a trabajar y ahora está a disgusto, si no tolera la idea de que su dinero sea “trabajado” por empresas privadas hasta que usted se jubile, váyase del sistema privado.
Si en cambio usted desconfía del Estado, si no soporta la idea de que sus aportes vayan hoy a engrosar las cuentas fiscales o a pagar los haberes de quienes nunca hicieron aportes, si la falta de movilidad del salario lo asusta, quédese en la capitalización.
Hay algunos indicadores que lo pueden ayudar, y en ese sentido, este diario le ofrece el consultorio previsional. Al reparto irán los sueldos bajos y personas mayores y a las AFJP, los mejores salarios de las personas más jóvenes, en lo que acentuará una más de las tantas divisiones de la Argentina.
Esta reforma que emprendió Kirchner no hará más que alimentar los enfrentamientos: pobres contra ricos, jóvenes contra viejos, la “era K” contra los ’90. Usted piense bien. No se convenza con ninguna de las dos fotos. Porque cuando la promesa es grande, hasta el santo desconfía.
 
posted by Laura González at 16:08 | Permalink |


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