En el Ministerio de Obras y Servicios Públicos de la Provincia celebraron el viernes –con los telegramas que habían sido despachados hasta el jueves– que ni una sola persona rechazó la posibilidad de acceder a su casa propia con cuotas bajas durante 40 años.
Es lo que pretendía el gobernador José Manuel de la Sota 15 días atrás, cuando desafió a los seis mil beneficiarios a que se pronuncien por el sí o por el no. Les dijo que las condiciones del plan de viviendas Hogar Clase Media eran las originales y que si no las querían, había 10.325 beneficiarios potenciales haciendo cola para tomar alguna vacante. Pretendía dar una demostración de poder y, a siete meses de retirarse como gobernador de Córdoba, lo logró.
Hay que reconocer que el sector a “domesticar” no es rebelde por naturaleza. Son en su mayoría matrimonios, que trabajan los dos, con chicos y con casi nulas posibilidades de agruparse de modo orgánico en pocas semanas. Organizaron cadenas de correos electrónicos y mensajes de texto y desarrollaron páginas web para reunirse, pero a duras penas lo lograron. Hasta admiten que no supieron poner límites a quienes aprovecharon lo que pretendía ser un cacerolazo pasivo y se tornó en una ola de insultos al mandatario frente al Teatro Real.
Claro que no hubo uno que desistiera de quedarse en el plan y sí varios que se asustaron ante la reprimenda pública del gobernador, quien los acusó de haber mentido sobre su condición de integrantes de la “clase media”.
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De todos modos, hay que subrayar la realidad en todo este problema. Ninguna de las seis mil casas en cuestión comenzó aún a construirse y apenas está decidido, con contrato firmado y todo, quiénes van a hacer las primeras mil. Es que toda adjudicación necesita de la bendición del Gobierno nacional y eso retrasa hasta el cansancio los trámites.
Si estamos a mayo, las viviendas no se iniciaron y la construcción requiere como mínimo siete meses, está claro que ninguna de estas casas va a ser inaugurada por De la Sota. Es probable que muchas de las licitaciones pendientes sean finalizadas por el próximo gobernador y, si hay que dialogar con el grupo de disidentes para ver si se puede ofrecer alguna alternativa mejor, no serán los funcionarios que hoy están quienes tengan la capacidad de prometer algo cumplible.
Es que la raíz del enojo de algunos beneficiarios fue, justamente, el tamaño de la promesa.
El Plan Federal de Viviendas es una iniciativa global de Néstor Kirchner para hacer 800 mil casas en todo el país. En la segunda etapa de ese plan, el Gobierno provincial, recogiendo una idea del vicegobernador Juan Schiaretti, decidió introducirle algunas mejoras y destinarlo a sectores medios. Por ese entonces, Córdoba tenía en marcha 10 mil viviendas sociales para la relocalización de villas y había testeado que la demanda insatisfecha pasaba por los sectores medios. Así fue: se le cambió el nombre por Hogar Clase Media y se diseñó la publicidad. El folleto que recibían quienes allá por 2005 iban a averiguar sobre el plan era seductor, similar a los que promocionan los barrios cerrados y countries en la ciudad. A colores, una familia tipo camina por un parque arbolado bajo el título “La clase media puede volver a soñar con la casa propia”. Adentro, se reconoce que este segmento “no tiene las posibilidades de quienes tienen más ni los beneficios que los gobiernos dan a los más humildes” y se asegura que es voluntad del Gobierno cordobés “mejorar” esa situación. Para eso, se prometen viviendas de dos dormitorios, de 61 metros cuadrados, y de tres dormitorios, de 70 metros cuadrados. “En todos los casos, los terrenos tendrán por lo menos 300 metros cuadrados”, promete el folleto. Es más, asegura que las obras comenzarán en febrero de 2006 para entregar las viviendas desde julio de este año. Todo con una cuota fija de 303 pesos para las de tres dormitorios y de 267 para las de dos, a pagar en 40 años.
Este plan fue lanzado en setiembre de 2005 y, en un país con inflación –y además, en medio de una burbuja inmobiliaria que, con razón o no, revaloriza exponencialmente las propiedades– en pocos meses quedó inviable.
Por lo tanto, de las seis mil viviendas que se van a construir en Córdoba Capital, la mitad serán departamentos y no casas con patio y asador; cada unidad tiene algunos metros menos de los prometidos y son vecinas de aquellos barrios-ciudad cuyos propietarios tienen viviendas apenas 10 metros cuadrados más chicas que las del Hogar Clase Media, pero que las recibieron de regalo.
En el último año y medio, el metro cuadrado de construcción en Córdoba pasó de 850 pesos a 1.400 pesos y el precio de los terrenos, como mínimo, se duplicó.
Las viviendas que entonces iban a costar 65 mil pesos totales (con un aporte de 11 mil pesos de la Provincia), hoy orillan los 100 mil pesos. Los beneficiarios disidentes denuncian que las viviendas cuestan mucho menos de lo que terminarán pagando, aunque no tienen en cuenta que la cuota viene incluida con un interés del 5,5 por ciento anual, que originariamente pretendió reflejar la inflación.
Además, es diferente el costo del dinero para quien tiene que pagar hoy el ciento por ciento de la construcción de la vivienda y para quien tiene la posibilidad de ir pagándola en 480 cuotas.
La realidad superó las posibilidades financieras de la Provincia y echó por tierra los sueños de las familias que se imaginaron ser las del folleto.
Pero si fue el Gobierno provincial quien diseñó una promesa que ahora no puede cumplir, por lo menos corresponde que mantenga la vía del diálogo para aquellos que, con posibilidades de pagar un poco más, quieran llegar a aquella casa que describía la publicidad.
Lo más triste de este embrollo es que el tiempo pasa y los costos siguen subiendo para todos: es probable que, en unos meses, estas casas superen con holgura los 100 mil pesos y aquel ejército de 10.325 interesados que no salió sorteado hace dos años tiene cada día menos chances de, por sus propios medios, tejer el sueño de su casa propia.
Etiquetas: De la Sota, Hogar Clase Media, viviendas