Acorralado por el matrimonio presidencial, que cortó a Córdoba todos los envíos de fondos; acorralado ahora por Luz y Fuerza, que promete dar batalla en rechazo del ajuste previsional; acorralado por los empresarios locales, que en privado le prometieron respaldo pero en público lo enfrentan por la suba de ingresos brutos; acorralado por una ciudadanía que se había sentido identificada cuando respaldó al campo, pero tan rápido como entonces le quitó su apoyo al anunciar el ajuste provincial. El gobernador Juan Schiaretti vive el momento más duro de su hasta ahora corta gestión, al menos como número uno. Pero la gravedad de la situación no obedece sólo a la encrucijada actual, sino a la seria posibilidad de que los antipáticos y polémicos recortes del gasto público sean insuficientes y que en breve haya que ir por más. Schiaretti guarda la esperanza de que finalmente la Nación arreglará con Córdoba las cuentas. Pero tiene una evidencia desoladora: los Kirchner resistieron 127 días el embate del campo y si el conflicto cedió, no fue su decisión. En la Corte Suprema de Justicia no tienen chances ciertas de ganar nada; se sabría recién en tres años. Hasta entonces, Córdoba debería vivir con lo propio. Y eso no le alcanza. Sumergida en esos dilemas, la urgencia extrema es el mes a mes. Los cálculos más optimistas indican que las cuentas provinciales cerrarían el año con un déficit de 400 millones de pesos, cifra similar a la de 2001, cuando se emitieron las Lecor, hasta que estalló la convertibilidad. Funcionarios del Banco de Córdoba están abocados a rastrear algún inversor capaz de prestar a Córdoba algo de los 550 millones de dólares que tiene autorizados. Se negocia un préstamo puente con algún banco extranjero y se reza para que algo de crédito se abra en el mundo para Córdoba, dado que lo poco que hay en la Argentina se lo llevará la Nación para atender sus urgencias. Se prepara un revalúo de inmuebles para aumentar los ingresos, pero sería válido desde 2009, con suerte. Las reformas en la Caja de Jubilaciones achicarán el déficit a mediano plazo: para ver el ahorro, no sólo sirve podar jubilaciones. Revaluar casas y campos, anular la rebaja del 30 por ciento en los impuestos y ampliar el recorte jubilatorio a haberes más bajos son medidas gravísimas, algunas intolerables socialmente, sobre todo cuando el octubre electoral está cada vez más cerca. Arreglo con los Kirchner, plata prestada, plata inventada o un golpe de gracia: algo necesitará Córdoba para cerrar el año en paz.