"¿Usted en su panadería encuentra el pan a 2,50? Todas las que usted me dice que no, no se aflija, que con las experiencias que tenemos de mercado mañana misma sabremos qué hacer. Usted hoy me pasa las direcciones y usted va a ver que la situación está resuelta". El desafío es de Guillermo Moreno, el secretario de Comercio Interior, ofuscado porque las panaderías no venden el pan francés flauta a 2,50 pesos como se acordó meses atrás.
Pero claro que en ese entonces, la bolsa de harina costaba 32 pesos y ahora araña los 60.
Igual Moreno debería saber que ya es una quimera un kilo de pan a 2,50. De hecho, en el relevamiento de Indec de julio pasado, el pan "del acuerdo" está a 2,65 pesos (seis por ciento arriba del precio pautado) y eso que Indec se caracteriza por encontrar precios tan bajos que son imposibles de replicar.
Lo curioso es que Moreno instó a la gente a enfrentarse con los panaderos y a denunciar los supuestos incumplimientos ante los medios de comunicación. No sucedió una revuelta ni los consumidores rabiosos voltearon los mostradores.
A los consumidores nos molesta más estos actos demagógicos del gobierno de turno, este intento de tapar el sol con las manos que la invitación a denunciar el "pan caro" sin dejar vía abierta en su Secretaría para recibir esos supuestos reclamos.
Así no funcionan las instituciones. Ni con amenazas, matones ni escondiendo la realidad.