“En el trabajo, uno decía que el hermano había sido fiscal y metieron boletas truchas”. “Mi hermana es abogada y tiene conocidos en la política y sabe que hubo fraude”. No hay cordobés que, ahora, no asegure saber, aunque sea de oreja, que alguien cometió algo raro con los votos que debían ir a las urnas el domingo pasado.
Uno puede discutir o no si tiene Juez derecho de protestar y pedir que se recuenten los votos a ver si la diferencia es de 17 mil como se dijo.
Yo creo que tiene razón en protestar. Pero creo que aún si se contaran todos los votos, y la diferencia fuera igual, menor o mayor, Juez no aceptaría esa diferencia y, en ese caso, pediría de frente una nueva elección.
La gente no sabe si es complejo o no abrir las urnas. Escucha que “el poder” no las quiere abrir y es argumento suficiente para agregarle más desconfianza a la olla a presión que se convirtió Córdoba. Juez ha sido muy hábil en deslegitimar este resultado y cualquiera en que pueda derivar la elección del 2 de setiembre. ¿Cómo salir?
Laura, a mí me pasa lo mismo con los conocidos que "saben". Lo de Juez pasa por si nos creemos todo lo que dice, y en eso soy un poco mas optimista que vos. En lo de la (no) prolijidad del proceso por cierto había suelo fértil, pero no creo que pueda deslegitimar el resultado si hay cierta transparencia. Hemos escuchado macanas a mansalva en estos días, y si la gente lo hubiera creído todo estarían intercambiando molotovazos.